PUCARA RUMICUCHO
UBICACIÓN
Se encuentra a
4 km al norte de la población de San Antonio, en el extremo oriental de una
planicie limitada por los cerros de la Providencia y Catequilla (este) y La
Marca y Padre Rumi (oeste)
DATOS DEL MUSEO
Horario de atención: De Lunes a Domingo 10:00 a 22:00
Costo de ingreso: 4 USD
Fecha de creación:
El Pucará de
Rumicucho fue construido por los incas entre 1480 y 1500.
DESCRIPCIÓN
El Pucará de
Rumicucho (del quichua: rumi = piedra; cucho = rincón) o Lulumbamba (lulum =
fruto; bamba = planicie). En el extremo norte se encuentra el encañonado del
río Guayllabamba y en dirección sur, la quebrada Colorada. El paisaje dominante
es de tipo desértico, con una rala cobertura vegetal formada por especies
xerofíticas, entre las que se encuentran los cactus, tunas, pencos, matorrales
como la chilca y mosquera y árboles como el quishuar, molle, algarrobo y campeche.
El territorio en el que se encuentra el Pucará forma parte de la zona
Xerofítica Equinoccial de la Provincia de Pichincha, cuya temperatura media es
de 18 ° C.
HISTORIA
El término
quichua “pucará” significa fortaleza o lugar fortificado. Con este nombre se
designa a un tipo de construcción prehispánica realizada en la parte alta de
montañas de valor estratégico. Los pucaráes están asociados a la convulsiva
etapa incaica, cuyas primeras evidencias datan de finales del siglo XV. Por
referencias históricas se conoce que Túpac Yupanqui fue el primer inca que
incursionó en la Sierra del actual Ecuador. Posteriormente, la presencia
incaica se reinició con Huayna Cápac, y finalmente el Tahuantinsuyo soportó una
larga guerra civil a causa del enfrentamiento entre los herederos del poder,
Atahualpa y Huáscar. Durante el enfrentamiento entre los pueblos nativos e
incas, se utilizó una infraestructura militar considerable: caminos, puentes,
tambos y pucaráes. En este contexto, el Pucará de Rumicucho fue construido por
los incas como un centro militar de control en el territorio de Quito, a la vez
que fue utilizado como un puesto de avanzada en la conquista de los pueblos
ubicados en Cayambe y Caranqui.
ARQUITECTURA
Los pucaráes,
como norma general, fueron construidos en montañas con amplio dominio visual,
cerca de centros poblados, zonas de interés económico o político y cruce de
caminos. Seleccionado el sitio, se procedía a modificar la superficie de la
colina mediante la remoción y relleno de materiales, con el fin de obtener
espacios horizontales a diferentes niveles de altura. En el caso de Rumicucho,
se hicieron tres plataformas longitudinales orientadas en sentido norte-sur,
que dan lugar a cinco terrazas, siendo la del centro la más alta del conjunto.
Cada una de estas áreas fue rodeada por un sólido y ancho muro de piedra, con
el fin de cerrar el espacio útil, al mismo tiempo que obtener una muralla de
protección. En el interior de las terrazas se levantaron recintos de diferentes
formas y funciones, utilizando muros de pirca con techumbres de madera y paja.
RECORRIDO
Al iniciar la
visita, usted puede identificar las principales construcciones y su
funcionalidad, en orden de sur a norte:
Terraza
quinta. Tiene una forma rectangular, con su extremo sur delimitado por un muro
circular. El acceso se halla en el lado occidental que mira a la planicie. En
el interior se encuentran dos áreas con evidencias edificadas. En la parte sur,
se conserva la cimentación de una casa de forma rectangular, mientras que en el
lado opuesto, se distribuyen varias construcciones alrededor de un patio
central. En los dos casos se trata de lugares de habitación, en los que residía
una población de prestigio étnico, ocupada en tareas domésticas y artesanales.
Paralelo a este conjunto arquitectónico y en dirección este-oeste, se extiende
un callejón que se abre en abanico a medida que se acerca al oriente.
Terraza
cuarta. A continuación de la anterior y a un nivel más alto, se extiende un
espacio rodeado por los muros de contención. En el interior no existen
edificaciones, salvo un pequeño cuarto en la esquina sur oeste, con función de
puesto de control en el trayecto a la parte alta. En esta terraza la gente se
reunía antes de acceder a la cima del edificio, considerado el lugar de mayor
importancia ritual. Este espacio, a más de permitir el ingreso a la tercera a
través de una escalinata, se conecta con la segunda por medio de dos andenes
longitudinales, también delimitados por muros de contención.
Tercera
terraza. Es una plataforma rectangular de 54 m de largo por 16 m ancho. Es la
parte más alta del Pucará y desde su cima se obtiene un control visual en una
extensa superficie en los cuatro puntos cardinales. En el interior no hay
construcciones, salvo un empedrado circular que estuvo localizado en el centro
de la terraza. Esta plataforma, similar a otras identificadas en el área de
Rumicucho, marcaba con toda seguridad el centro del edificio y el lugar de celebración
de ritos. Esta terraza, igual que en el extremo sur, tiene otra escalinata para
bajar a la segunda.
Segunda
terraza. Los recintos descubiertos (dos de forma trapezoide y uno circular)
debieron servir como lugares de consumo de alimentos y bebidas, luego de las
actividades ceremoniales realizadas en la parte más alta del edificio. La
estructura circular, actualmente incompleta por la erosión sufrida en la parte
adyacente al barranco, se hallaba cubierta con una armazón de madera, a juzgar
por los agujeros de poste identificados en su interior. En la parte occidental,
y junto al segundo muro de contención, se encuentran dos recintos pequeños,
identificados como cocinas. En efecto, se trató de lugares en donde se
preparaba la comida en fogones de piedras semi enterradas y se guardaba el agua
en grandes aríbalos asentados en agujeros realizados en el suelo. En el área de
las cocinas se recuperó una gran cantidad de restos de alimentación, como
huesos de llama, cuy, pato, a más de caracoles de tierra y otros restos de
fauna.
Primera
terraza. Corresponde al espacio más extenso del Pucará, localizado en el
extremo norte del edificio. Se conoce, por las evidencias superficiales, la
existencia de un muro perimetral, un corredor y una estructura circular en el
extremo noroeste, vestigios que no han sido excavados. Mientras que en la parte
sur y cerca de la segunda terraza, se aprecia la existencia de una casa de
habitación de forma rectangular, actualmente investigada y restaurada. Se sabe
que ésta fue un lugar de vivienda y en los sectores adyacentes la gente
realizaba tejidos y objetos de hueso.
En términos
generales, se puede decir que el Pucará fue una pequeña ciudadela, construida
con materiales propios de la zona como la piedra de color rosado (pórfido cuarcífero),
tierra, piedra pómez, madera y paja recogida en las partes altas de las
montañas. El agua se obtenía de los pogyos o vertientes localizadas en la parte
oriental del pucará y cerca de la quebrada de Monjas. Las edificaciones
responden a un patrón arquitectónico incaico, adaptado a las condiciones
topográficas de la colina, las cuales determinaron la ubicación de accesos,
puestos de control y dirección de los muros de contención.
FUNCIONES DEL PUCARÁ
La función
esencial de un Pucará fue la militar, por ello se construyeron en lugares
altos, de amplio dominio visual, con recintos de piedra defendidos por murallas
en su contorno. La funcionalidad militar se comprueba también por al material
arqueológico: restos de vasijas de gran tamaño, armas de piedra y abundantes
huesos de llama. No obstante esta actividad básica, los ocupantes del edificio
también debían realizar labores artesanales, entre las que se encuentran: la
cerámica, tejidos, herramientas y adornos de hueso y piedra, a más de otras
labores relacionadas con la subsistencia de la gente asentada en este lugar.
Algunos indicios llevan a pensar que en este sitio se realizaban ceremonias
relacionadas con el sol, la luna, la tierra y las estaciones. Según las fuentes
históricas, las fiestas más importantes de los pueblos andinos ocurrían durante
los cambios de estación. Es decir, en los equinoccios (20 y 21 de marzo y 22 y
23 de septiembre) y solsticios (21 de junio y 21 de diciembre).
EVIDENCIAS CULTURALES
Las
excavaciones realizadas han permitido identificar una gran cantidad de
materiales arqueológicos, siendo los más numerosos los de cerámica, los restos
líticos y óseos. También se han encontrado objetos trabajados en concha, cobre
y madera. El material cultural en su mayoría pertenece a ocupantes locales
(quitus) y foráneos (incas). Otros, de escasa presencia, pertenecen a grupos
étnicos del Carchi (Pastos) y Cotopaxi (Panzaleos). En su conjunto, evidencian
una ocupación tardía del sitio, en una época muy próxima a la conquista española
(1500).
No hay comentarios:
Publicar un comentario