MUSEO-CONVENTO DEL BUEN PASTOR
UBICACIÓN
Vela 141 y
Maldonado, situado en el parque de La Recoleta, junto al edificio del
Ministerio de Defensa.
DATOS DEL MUSEO
Horarios de atención:
09h00 - 14h00, aunque previa cita se puede atender a cualquier hora.
Precio:
Adultos: 1 dólar adultos (nacionales o extranjeros)
Niños; 0.50 centavos
Telf. 02 3060 185.
INFORMACIÓN
Fecha de creación:
22 de agosto de 1981.
Descripción:
Este hermoso
complejo arquitectónico corresponde a inicios del siglo XVII y se conservan en
buenas condiciones.
En este lugar
se pueden encontrar el testimonio de dos épocas importantes de la Historia del
Ecuador:
La Colonial y
la Republicana. La Colonial representada por la magnífica arquitectura de la
Iglesia y el Convento y sobre todo por la presencia aún de la ermita o cueva de
recogimiento espiritual que perteneció a Fray Pedro Bedón (primer pintor de la
escuela quiteña), en donde se encuentran frescos realizados realizados por él
mismo sacerdote, siendo ésta una de las raras muestras, quizá la única en
Quito.
De la época
Republicana quedan los jardines; uno de ellos diseñados por el Doctor Gabriel
García Moreno, así su obra de arte. No menos importante es el Salón Verde de
estudio Francés que construyeron las religiosas y en el que se realizaban
ceremonias estudiantiles y actos culturales. También se destaca la historia de
labor y misión de las hermanas del Buen Pastor.
Cuando
Hortensia Haro tomó los hábitos en el convento del Buen Pastor, a sus 23 años,
nuevamente fue bautizada con el nombre de madre María de Santa Rosa. “Antes era
la Madre Superiora quien nos ponía el nombre, el día en que recibíamos los
votos”. Se lo hacía por las inclinaciones y personalidad de cada novicia.
Recuerda que
lo recibió con mucha alegría, pues el nombre coincidía con el de su madre, Rosa
Avilés. Desde entonces, no ha dejado de vestir el velo azul marino y el hábito
blanco, que luego fue cambiado por uno de color crema. A sus 98 años, la madre
Rosita comparte su experiencia y sus consejos con otras siete religiosas que
aún habitan en el convento del Buen Pastor, en el sector de La Recoleta.
Ha dedicado
gran parte de su vida a la educación y a las obras sociales. Aprovecha el sol
que ingresa por las ventanas del convento para entibiar sus manos. Tiene el
pelo cano, la tez blanca y un ánimo inquebrantable.
En un terreno
de 2 hectáreas, junto al Ministerio de Defensa, se distribuyen el convento, un
museo, una capilla, una casa de acogida, la Escuela Ángel de la Guarda y varios
locales comerciales que arriendan para la manutención del monasterio y para
costear las obras sociales.
Las primeras
religiosas llegaron desde Canadá en 1871. Fue por pedido del entonces
presidente Gabriel García Moreno. El propósito era crear un centro de acogida
para la reeducación, rehabilitación y guía espiritual de mujeres
abandonadas,
huérfanas o que habían incurrido en actos de delincuencia y prostitución. “Ora
es labora”, es una de las frases que inspira y motiva la labor social de esta
congregación.
Entonces, las
religiosas se instalaron en la Recoleta de Nuestra Señora de la Peña de
Francia. Este fue un convento dominico, fundado por Fray Pedro Bedón, en 1600.
Por un camino de piedra, la hermana Liz Reascos, guía y administradora del
museo, desciende hacia la parte trasera del convento donde se conserva un
antiguo mural, dentro una ermita. En este sitio encontraron siete cuevas que
eran utilizadas por los frailes dominicos para los retiros espirituales y sus
penitencias.
El Buen
Pastor, representado en una escultura de piedra traída desde Latacunga, se
impone en el patio central del convento. Alrededor se levantan tres pisos con
muros que bordean los 80 cm de ancho. En la segunda planta, entre los
corredores de madera están las habitaciones con una cama, un armario, una
cómoda y un reclinatorio que revelan la sencillez con la que viven las
religiosas.
La hermana Liz
explica que el recorrido por el convento, la capilla y el museo dura alrededor
de 45 minutos. El arte religioso se distribuye en varias habitaciones de los
tres pisos. La capilla, de una sola nave y tres cúpulas sobre el altar mayor,
recibe cada domingo, a las 08:00, a los feligreses y visitantes que acuden a
oír misa.
En las paredes
y techos se destacan los detalles florales pintados por las primeras religiosas
que llegaron a Quito. Enredaderas y flores de lis enmarcan ángeles y santos que
custodian el colonial templo. El frío y la humedad están acelerando el proceso
de deterioro de los murales de este conjunto patrimonial. En dos pequeños
nichos a ambos lados del altar se teje otra de las sorprendentes historias de
este convento. “El corazón de Gabriel García Moreno y de monseñor José Ignacio
Checa y Barba se guardaban en esos nichos”, comenta la hermana Liz.
Explica que
actualmente hay unas 20 religiosas del Buen Pastor que mantienen una vida de
retiro en Pomasqui y El Quinche.
De sus hábiles
manos salen las bandas presidenciales que por años han lucido los jefes de
Estado ecuatorianos.
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