lunes, 11 de mayo de 2015

MUSEO DE LA CIUDAD

MUSEO DE LA CIUDAD





UBICACIÓN
Calles García Moreno y Vicente Rocafuerte

DATOS DEL MUSEO
Horario de atención:
Martes a domingo, de 9h30 a 17h30 (último ingreso a las 16h30).
Cerrado: 1 de enero, 1 de mayo y 25 de diciembre.
Días con horario reducido: El 24 y 31 de diciembre atención hasta las 13h00 (último ingreso a las 12h00).
Precios: Adultos: USD 3.
Estudiantes con carné (+12 años): (con carné): USD 2.
Estudiantes de establecimientos municipales, fiscales y fiscomisionales: USD 1.
Tercera edad (mayores de 65 años): USD 1.
Niños (3-11 años): USD 1.
Recorridos en otros idiomas: USD 4.
Personas con discapacidad: Gratuito

INFORMACIÓN
Fecha de creación:
El 9 de marzo de 1.565
Descripción:
Comienza a funcionar desde 1998, en el rehabilitado edificio del antiguo Hospital San Juan de Dios, que ha permitido la recuperación de un bien arquitectónico patrimonial. Tras los muros del Antiguo Hospital, se conserva y proyecta hacia el futuro un testimonio de la vida cotidiana de los habitantes de Quito, desde la época aborigen hasta los más recientes hechos del siglo XX, expresados en aquellos objetos sencillos usados por la gente en su vida cotidiana, en ámbitos como las artes y los oficios, la educación, la cultura y el ejercicio de la ciudadanía.
La instalación de hospitales en las ciudades españolas recientemente establecidas era en respuesta a la mentalidad medieval cristiana que acentuó la importancia del bienestar de la gente común y sus valores de solidaridad y atención al necesitado. Hospitales, un nombre derivado de la palabra "hospitality", completa las múltiples funciones en la sociedad española. Además de la asistencia a personas enfermas, estaban las auténticas casas de caridad que dieron una plaza agradable para huérfanos y sin hogar. De las paredes del viejo Hospital, el Museo de la Ciudad paga el homenaje para todos los hombres anónimos y las mujeres quien día a día, a lo largo de los siglos, han seguido ampliando la ciudad con su trabajo, ideas, pasiones, alegrías, dolores, y el trabajo sumamente expresivo nacido de las diversas identidades que ellos incorporan. Por eso, el Museo presenta la Historia de la vida diaria, porque sólo por esto las diversas identidades de los habitantes de Quito pueden ser rescatadas y reconstruidas.
En el campo de la Historia, el Municipio de Quito ha sido capaz de cubrir una demanda cultural en el área de museos. Mientras estos, tradicionalmente, se han concentrado en áreas como las de arqueología, arte, desde grandes personajes y acontecimientos, el Museo de la Ciudad muestra la historia de Quito desde la posición ventajosa de los ciudadanos anónimos que han vivido aquí. Este enfoque permite la comprensión de la mentalidad y la imaginación de una ciudad compleja habitada por múltiples comunidades en las cuales el pasado da testimonio del presente y futuro desde un punto de vista socioeconómico. Durante el recorrido del Museo, es posible apreciar que su patrimonio, además de una conjunto de obras excepcionales y de objetos cotidianos, está compuesto por manifestaciones intangibles, subyacentes de la cultura urbana: la intimidad, anécdotas, leyendas y tradiciones: los olores y sabores, el vestido, las normas y prohibiciones sociales, los oficios y las fiestas. A través del permanente cambio en las exposiciones y de la política de involucrar a la comunidad en las actividades y objetivos del Museo, éste busca constituirse en sujeto vivo y activo del Quito contemporáneo.
Así, el Museo de la Ciudad brinda a los ciudadanos un espacio dinámico de integración y participación social, un lugar alternativo de aprendizaje en el que la diversidad es un factor de riqueza, y la cultura se ofrece cada día como la alternativa de desarrollo. Dentro de los centenarios muros del Hospital, el Museo recupera las viejas funciones de solidaridad y servicio a la comunidad para las que este edificio fue construido.
En el recorrido veremos diferentes secciones como el Prehispánico, con la cual empezaremos, La región de Quito era el centro del comercio interregional y un punto de cambio de ideas, productos, culturas y carreras. Aquí, los comerciantes podían intercambiar bienes de los orígenes más diversos, lenguas, y creencias religiosas. Con el tiempo, los dominios étnicos de gran poder y la enorme concentración demográfica fueron constituidos. En las décadas pasadas antes de la llegada de los españoles, Quito era un importante complejo comercial y la defensa para los conquistadores incas. Sus construcciones sirvieron como base sobre la cual las ciudades españolas y la sociedad colonial fueron construidas. El adobe, la piedra, la madera y las manos de los antiguos habitantes quiteños lograron moldear, a través de los siglos, la construcción que se convertiría en la edificación civil más antigua de la ciudad de Quito. Las altas y macizas paredes, ubicadas en la tradicional calle de las Siete Cruces, ahora conocida como García Moreno, dieron testimonio durante 409 años de las diversas actividades de una casa de salud, en donde recibieron atenciones médicas varias generaciones de quiteños y se formaron centenares de médicos.
El Museo de la Ciudad es un centro de expresión de la cultura de Quito, que propicia la reflexión y la recreación de su memoria cotidiana en busca del reconocimiento y la apropiación de valores de los habitantes de la ciudad.
Aquí nos encontramos en la Sala Quito que nos muestra el juego entre la riqueza de un pasado milenario y la diversidad cultural actual. Una lectura diferente de la historia, a partir de la vida cotidiana y de los procesos sociales. Refleja los modos de vida, utensilios y alimentos de los pueblos que ocuparon la hoya de Quito. Gracias a su posición geográfica privilegiada, Quito se erigió como un importante centro de intercambio económico y cultural entre diversas regiones. Sus vías naturales de comunicación permitían el acceso desde cualquier punto y es por eso que se convirtió en uno de los principales ejes económicos de Los Andes Septentrionales.
El siglo XVI fue un periodo violento, como consecuencia del establecimiento e imposición de un nuevo orden. La fundación española de Quito determinó el encuentro y la convivencia difícil entre dos culturas distintas, y trajo consigo el inicio del mestizaje, nuevos límites geográficos e imposición de leyes y otros sistemas de gobierno. Presenta una época de cambios y de crisis, intensa y dramática que vivió la conquista española y el esfuerzo del mundo indígena, de la choza y el techo de paja, a la iglesia, la piedra y la teja.
Durante el siglo XVII hubo imágenes del nacimiento de una ciudad donde predomina la cultura barroca, consolidando con ella el nuevo orden. Quito, como capital de la Real Audiencia, progresa a través del auge del comercio y los obrajes. Se construyen grandes templos que facilitan la difusión de la religión Católica.
Este siglo se caracterizó por un fortalecimiento económico, impulsado por el desarrollo de la industria de los tejidos, y ya que los indígenas conocían ancestralmente su manejo, no se les hizo difícil adaptarse a la tecnología impuesta por los españoles.
Además, los habitantes de la Audiencia de Quito, ante los desastres naturales del siglo anterior, aumentaron su devoción religiosa, implantando en la sociedad un pensamiento secular; una imagen sobresaliente de este misticismo fue la de Mariana de Jesús.
Presenta a una ciudad que toma forma gracias al comercio, al nacimiento de las instituciones y la religiosidad, la vida social adquiere nuevos ritmos y se establecen rígidas jerarquías. Las artes y los oficios contribuyen a construir una nueva urbe, que empieza a desarrollarse bajo las formas del barroco.
El Siglo XVIII de las luces y apogeo de un pensamiento ilustrado, producto de la visita de misiones científicas. Época de cambios, redefiniciones, descubrimientos y decadencia económica. Época de sublevaciones indígenas y mestizas que trajo consigo la inestabilidad social.
El siglo XVIII se caracteriza por la visita de misiones científicas extranjeras, que reconocieron la riqueza de la región, sus animales, plantas y habitantes. Existía una estratificación social bien marcada que establecía las normas de comportamiento y costumbres que debían adoptar las personas de acuerdo con su clase. Fue una época en la que se desarrolló la escultura, siendo Bernardo de Legarda su máximo representante.
En Quito se inicia la consolidación de una identidad criolla que reclamaba igualdad de derechos y reconocimiento por parte de la Corona y se avizoran signos de descontento por la administración española.

En el siglo XIX la influencia del pensamiento ilustrado introduce la cultura francesa en la sociedad, transformando los estilos de vida cotidianos. Las nuevas tecnologías irrumpen la conciencia social bajo la idea de progreso. Las ideas libertarias que se propiciaron en el siglo anterior, con Eugenio Espejo como su máximo exponente, dieron paso a la Independencia y al establecimiento de la República. El siglo XIX fue una época de modernización y de afrancesamiento en el gusto estético de los habitantes de Quito. 

Podemos encontrar lo siguiente
SIGLO XVI
La iglesia  católica fue una de las instituciones más influyentes en la colonización de América. Estaba integrada por comunidades religiosas y miembros del clero secular.
Su variedad de integrantes unificó pero también diversificó las políticas evangelizadoras. A los objetivos de la Iglesia en los Andes se sumaron otras finalidades e instituciones complementarias, como la “doctrina”, las misiones; los obispados; parroquias eclesiásticas; el Patronato, que regulaba el vínculo entre la iglesia y la monarquía española; y los conventos, que articulaban varios aspectos de la vida en la ciudad.

ORDEN RELIGIOSA
AÑO DE ESTABLECIMIENTO QUITO
COLEGIOS FUNDADOS
Franciscanos
1534
Colegio de artes San Andrés
Mercedarios
1534

Dominicos
1541
Colegio San Fernando (1683)
Agustinos
1573
Universidad San Fulgencio (1603-21)
Jesuitas
1586
Colegio Seminario San Luis (1591-94)
El obispado de Quito fue creado en 1545 y su jurisdicción fue desde Popayán a Trujillo y desde la costa hasta Mainas.
Construcción del Convento de San Francisco
Los fundadores de la comunidad religiosa San Francisco en Quito fueron Fray JodocoRicke y Pedro Gocial. En 1535 el cabildo les asignó un solar y levantaron una capilla de adobe. No se sabe con exactitud cuando inició la edificación de la nueva iglesia, pero requirió abundante mano de obra. Sabemos que fue concluida alrededor de 1570. Los demás espacios del convento fueron construidos en las primeras décadas del siglo XVII.
La iglesia de San Francisco de edificó en la zona donde se desarrollaba una actividad económica de los pueblos antiguos con intercambio de bienes. Luego, fue también una plaza donde los frailes franciscanos impartían doctrina al común de la población nativa.

Colegio de artes y oficios San Andrés
Este colegio organizó la mano de obra para la ciudad, levantó el complejo arquitectónico de San Francisco y le dio también forma estética e iconográfica. Su principal impulsor, fray JodocoRicke, enseñó lectura, escritura y canto, pero también la elaboración y uso de herramientas de labranza que acompañaron al cultivo de nuevas semillas. En este colegio se cantaban y ejecutaban “obras polifónicas con maravillosa propiedad durante el curso de las principales festividades del convento, y haciendo gala de su avanzada técnica musical.”

La Real Audiencia de Quito
Dentro del sistema colonial, la Real Audiencia fue una categoría jurídica y una instancia administrativa de nivel intermedio, que buscaba equiparar ciertos parlamentos de orden regional y estaba encabezado por un Presidente.
La Real Audiencia de Quito creada en 1563, por ejemplo, tenía entre las funciones más específicas la administración de justicia y el buen trato a los indios.

Libro coral
Con el empuje y la actividad de las ordenes religiosas, el arte de la música y el canto se extendió muy pronto en la vida de la ciudad, involucrando muy especialmente a los diversos sectores sociales en oficios tales como “maestro de capilla”, cantores y organistas. “Fray Jodoco les enseñó a los indios a leer y escribir y tañer todos los instrumentos de música, tecla y cuerdas, sacabuches y chirimías, flautas y trompetas, cornetas y el canto de órgano y llano”.
Don Diego y don Agustín Pullupagsi, músicos y cantores de Quito fueron contratados para misa con música de vigilia; “debían llevar los libros de canto de órgano y de canto llano (…) y enseñar a tañer las chirimías” (1605)

El Cabildo
El cabildo regulaba las actividades indispensables para satisfacer las necesidades colectivas. Originalmente remitía, en forma amplia, al capitulum (“junta”, ordenamiento o ayuntamiento de hombres), según el cual
“no se han de tratar ni resolver ni censurar o formar juicio cabal de las cosas públicas en secreto y a escondidas; sino donde se puedan y deban conferir, para que las resoluciones sean prudentes y acordadas”.

La cocina
El intenso vincula social que se produjo durante estos siglos, tuvo como una de sus principales consecuencias el intercambio de especies vegetales y animales. De ese modo, se amplio la dieta alimenticia, pero se sobrevaloraron algunos productos y se perdieron otras especies. Destacan aquí las tecnologías asociadas a la vida domestica. Hubo, por ejemplo, formas muy efectivas de conservación de alimentos por medio del secado y el salar. El establecimiento de un espacio con cierta autonomía, designado para la cocina, fue una innovación y un cambio socio-cultural en algunos pueblos.

Vínculos históricos en la alimentación

Algunas especies andinas
Especies incorporadas de Europa, Asia y África
Principales especies incorporadas en Europa
Variedades de maíz
Trigo, cebada
Papa
Fréjol
arveja
Maíz
Quinua, ataco, bledo
Ganado ovino, porcino, vacuno y caprino
tomate
Chochos
Caña de azúcar
cacao
Zapallo, sambo
Plátano

Variedades de tubérculos
Arroz

Venado, danta, llama, cuy, perdiz, tórtola


Ají


Guayaba, capulí, guaba, jícama, mortiño



Gremios y Cofradías
Las cofradías constituían agrupaciones sociales de ayuda mutua o hermandad con fines de servicio espiritual y celebración religiosa. En Quito, durante los siglos XVI y XVII, hubo un incremento notable del numero de cofradías, especialmente entre la población indígena. Casi no había habitante de la ciudad que no perteneciera a una o más cofradías; en el siglo XVII se calcula que hubo en Quito cerca de 100.
De ordinario, la cofradía posibilitó ampliar la participación en diversos géneros de oficios y llegó a manejar considerables recursos económicos. Varios gremios o asociaciones de artesanos estuvieron vinculados a cofradías.

San Eloy
Patrono de plateros, laminadores y paileros.
En torno a esta advocación se conformó una cofradía gremial que vinculaba a casi todos los oficios de trabajo en metal. Al parecer, tenía una estructura organizativa compleja y su objetivo más directo fue la defensa de los intereses de aquellos artesanos.

San Isidro Labrador
Patrono de los agricultores.
Las cofradías tenían una personería propia y aunque se instalaban en las diferentes iglesias, fueron predominantemente de índole popular. Entre otras cosas, sus cofrades buscaban dotar los altares con la imagen de su devoción, para lo cual contrataban algún artista. Así, en el templo de Santo Domingo, existió la cofradía de San Isidro Labrador, que contaba con su altar y cuya advocación dio origen a un vinculo entre símbolos andinos y cristianos.

San Miguel
Patrono de cerrajeros y espaderos.
Este arcángel además fue escogido como protector de los terremotos a propósito del temblor en 1655, el cabildo acogió como “patrón, devoto y abogado de la ciudad al glorioso arcángel San Miguel, príncipe de la milicia del cielo, cuyo día se guarde y no se trabaje por ser Santo de tan conocidos milagros”.
La iglesia de la Merced contó con el cargo de adoptar la imagen del Arcángel, cuyas fiestas se celebraban en el mes de septiembre.

Virgen de la Merced
Patrona y especial Protectora de la Ciudad.
En 1660, con motivo de la erupción del Pichincha, la virgen de la merced fue nombrada patrona de Quito.
En abril de 1755, debido al milagro de la virgen de suspender los fuertes temblores que sucedieron en Quito durante tres días, se dispuso que la celebración como Patrona y Especial Protectora de la ciudad sea el 24 de septiembre.

San Jerónimo
Santo patrono de los temblores
En ocasión del gran temblor que en 1587 produjo destrucción y mortandad. San Jerónimo quedó incluido e el repertorio de votos y promesas de veneración realizadas por la Real Audiencia y el Cabildo.

“Temblor de tierra grande que sucedió en Quito y su provincia
en el año de 1587 sucedió en esta ciudad y su tierra un grandísimo temblor, que comenzó a las 8 de la noche con gran ruido y estruendo, duró como media hora y en lo restante de la noche temblores menores, que obligaron a salir a todos a la plaza con toldos, sin entrar en las casas que son de adobes de tierra. Cayeron muchas y los conventos se destejaron, las torres se abrieron y cimbraban como si fueras varas. Murió gente dentro de la ciudad, muchos lastimados y heridos. Asolóse por suelo todo lo edificado en el valle de Pomasque y San Antonio, 3 leguas de la ciudad a donde en una casa de recreación no quedó persona viva, excepto una niña pequeña que en brazos de su ama se escapó con ella debajo de una silla. Arruinose la iglesia y convento de San Francisco. Y en el camino que va de el pueblo de Cotocollao a Pomasque estaba aquel día unos indios arando con dos yuntas de bueyes en sus tierras, a donde se abrió aquella noche y se tragó a los indios y bueyes y cuya profundidad quedó patente por muchos años”. (1650)

SIGLO XVIII

La producción textil es la principal actividad organizadora de la economía y la mano de obra durante el siglo XVII.
El obrajuelo o chorrillo era la unidad doméstica de producción ubicada en el patio de servicio o traspatio.


Durante, al menos, el primer siglo de colonización tuvo bastante importancia la antigua producción de tejidos de algodón y cabuya; luego se impuso la lana.
Había variedades de algodón que otorgaban tonalidades diferentes a las prendas además, se preparaban tintes naturales, lo que implicaba; cocinar hojas, frutos o semillas del bosque, previamente machacadas; hervir las prendas en esta mezcla; enjuagarlas y secarlas a la sombra.

Con las HOJAS de:
Se preparaban tintes de color:
Roble
Café
Cedro
Amarillo verdoso
Ciprés
Tomate
Hiedra
Verde
Acacia
Amarillo y café claro
Añil
Azul
Con las FRUTAS de:
Se preparaban tintes de color:
Mora
Rojo
Tocte
Café
Capulí
Morado
Con las SEMILLAS de:
Se preparaban tintes de color:
achiote
tomate

Religiosos
Varios religiosos y religiosas de la época desarrollaron una inclinación a imitar en sus propias vidas , la Pasión de Cristo como un medio de alcanzar la perfección espiritual y como parte de los ejercicios de meditación. Así, el místico o la mística debía experimentar el dolor que el Señor había padecido.
Entre quienes llevaron una vida mística se encuentra Mariana de Jesús Paredes y Flores (1618-1645), llamada la Azucena de Quito, cuya casa familiar luego dio lugar al Convento del Carmen Alto.

“…La cualidad de Mariana de Jesús que más sobresale en su relacin con las expectativas de la ciudad es la de ser la Santa de la expiación. Los testimonios de los procesos de canonización abundan en vesiones sobre los suplicios corporales a los que Mariana se sometía con una intensidad que rayaba en el horror.”

Cerería
La cerería no fue únicamente lugar para venta de cera. Allí también se procesaba el material y se elaboraban objetos, para uso doméstico y celebraciones.

Pulpería
Existen antecedentes prehispánicos que explican el intercambio de bienes entre regiones. Durante el siglo XVII Quito fue una zona de notable actividad comercial. Varios sectores sociales se hallaban vinculados al comercio, especialmente debido al impulso de la producción de tejidos y a sus complicaciones sociales y económicas.
Las tiendas o pulperías fueron la expresión más específica de ese circuito comercial que involucro a diversos sectores de la sociedad local.


Procesiones
Expresiones populares como éstas fueron muy frecuentes en la vida de Quito desde la época colonial. La procesión se ha reconstruido con base en un retrato elaborado por un viajero (1841). Destacan las imágenes de San Juan Evangelista, además del personaje de las “Alamas Santas”.

Miguel de Santiago
Incluyó un estilo barroco a sus obras, lo cual, entre otros atributos, se caracterizaba por una concepción del espacio y la luz con intensidades variables. Algunos de los principales temas de Santiago se vincularon a una finalidad de catequesis.
Hubo además nuevas obras con representaciones acerca de los pecados y el infierno, que buscaban provocar un impacto moral en los feligreses.
Las tendencias mundiales y los cambios al interior del sistema imperial español tuvieron un efecto muy fuerte pero diferenciado en los Andes.
El Estado monárquico inició una rigida actividad para controlar las finanzas en la administración de sus colonias. De modo complementario, aplicó una estrategia de libre comercio que consistía en el interés por extraer desde las colonias nuevos tipos de materias primas que alimentaran la producción europea y con el objetivo de aprovechar la población de las colonias como mercado.
Los cambios en las políticas fiscales de la monarquía, y la propia dependencia de Quito respecto a las rutas comerciales de los tejidos, produjeron dificultades económicas a mediados del siglo XVIII.

En el transcurso del siglo, la ciudad pudo haber tenido una población de 25.000 personas; y el conjunto de la zona de Quito, unos 40 o 60.000 habitantes.

En general, en la ciudad hubo una predominancia demográfica de población femenina que desarrollaba actividades de servicios. La fuerza laboral masculina se empleó sobre todo en áreas rurales de la región.

Durante este periodo existió un espacio colectivo de actividad intelectual muy despierto al ámbito científico mundial. Varios sectores quiteños contaban con la información en boga y contribuyeron a su desarrollo.

REGIMEN COLONIAL

En Quito hubo un fuerte sector social dominante, basado en la riqueza acumulada durante los siglos anteriores y en el poder de injerencia alcanzado sobre las instituciones del gobierno regional.
Aquí se recrea un aspecto en la residencia de una familia de élite, en el cual se expresan también algunos valores asociados al rol de la  mujer en ese momento histórico.
Reproducciones de las obras del pintor latacungueño Vicente Albán de 1783. Los originales, pintados en óleo sobre lienzo, se encuentran en el Museo de América en Madrid, España.

Este conjunto de pinturas representan jerarquías sociales y económicas que regían las colonias, al mismo tiempo que incorporaban aspectos de la naturaleza americana. Véanse las leyendas al pie de cada cuadro.

Artes en Quito

Durante el siglo XVIII, las Artes expresaron la organización de la sociedad en segmentos socio-económicos y raciales de la población. Empezó una vinculación con las ciencias naturales, especialmente la botánica y la geografía.

Junto al intercambio comercial en Quito hubo flujo de obras de arte con regiones de Perú y Nueva Granada. Muy especial fue el barniz o laca de Pasto con base en resinas vegetales. Fue posible que se enviaran y recibieran objetos de arte como encargos particulares compras y donaciones.
En Quito hubo también trabajo en madera policromada, talla en cuero, sastres, platería y bordado con hilo de metal.
Algunos barrios con talleres de artistas fueron Santa Bárbara, Santa Prisca, San Sebastián y San Blas.

Bernardo de Legarda (1700-1773)

Fue uno de los más completos artistas quiteños. Perteneció a una familia que conocía diversos oficios como reparación de relojes y órganos, el arte en cristales y plata , la escultura e impresión de estampas.

Su taller se hallaba en la antigua plaza de San Francisco. Efectuó esculturas y retablos en conventos de la ciudad. Una de sus obras más conocidas es La Inmaculada o la Virgen de Quito. Su representación se basa en un pasaje religioso sobre la Virgen del Apocalipsis y el triunfo sobre la serpiente y el mal.

Tuvo bastante relación con los sectores del gobierno local y llegó a dirigir el Gremio de Escultores y Pintores de Quito, vinculado a la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario, la cual incorporaba 24 cofrades.
Varios de los actos colectivos de la ciudad expresaron la organización de la sociedad en estamentos o castas, según lo cual a cada sector e individuo correspondía un lugar natural definido por nacimiento y a menudo debido a aspectos raciales.
De este modo se estableció una jerarquía con segmentos sociales y económicos que perduró en los años posteriores a pesar de los avances en las ideas de la ilustración.

Cronología de levantamientos populares en la región de Quito.
Luego de 200 años, la sociedad quiteña se hallaba en profundos cambios, especialmente por redes económicas de índole local y por la transformación de antiguos sectores sociales en nuevos grupos con capacidad de protesta. Durante el siglo XVIII, áreas muy importantes fueron San Blas, San Roque, Santa Bárbara, San Marcos, San Sebastián, y fueron sus habitantes quienes se expresaron en 1747 y 1765 contra nuevas imposiciones de la monarquía. Lo que se conoce como la sublevación de los barrios o revolución de los estancos, en realidad fue el acumulado de varios sucesos en el transcurso del siglo.

De Norte a Sur
Columbe         1803
Chimbo           1797
Guamote         1803

Alausí             1760 y 1781

Los ideales de autonomía y libertad circularon en Quito (1765-1808)

Intelectuales, catedráticos y representantes del clero discutían la posibilidad de conformar un gobierno autónomo, libre y con iguales derechos para todos. Este ideal, presente desde fines del siglo XVIII a través de las Primicias de la Cultura de Quito, tomó fuerza a inicios del XIX.

Varios pensadores organizaban tertulias para discutir los conceptos de autonomía , independencia y libertad, y los transmitían a toda la sociedad mediante pasquines, hojas, volantes, cátedras y conversaciones informales.

El pueblo gobernó en nombre del Rey (1809-1810)
En 1808 se conformó en España una Junta Gubernativa del Reino como rechazo a la ocupación francesa del territorio español. Varios pueblos de América se pronunciaron a favor del Rey, pero cuestionaron la legitimidad de los presidentes de Reales Audiencias y Virreyes que gobernaban en las colonias.
En Quito, el 10 de agosto de 1809, intelectuales y dirigentes de los barrios destituyeron a Ruiz de Castilla, presidente de la Real Audiencia, y crearon una junta autónoma –la primera de América- que consiguió algunas reformas económicas.
Tres meses después, con apoyo de las tropas de Lima y Guayaquil, Ruiz de Castilla fue restituido en su cargo e inició represalias contra los “sediciosos”.
La persecución culminó el 2 de agosto de 1810, cuando líderes del movimiento y civiles inocentes fueron asesinados. La población, a partir de esa fecha, radicalizó su postura.

Las constituciones de 1812

Luego de los hechos lamentables de agosto de 1810 la población quiteña radicalizó su postura. En septiembre de 1810 Carlos Montúfar llegó a Quito en calidad de comisionado regio y, con apoyo del presidente Ruiz de Castilla, convocó a una junta de notables, la cual creó una “Junta Superior de Gobierno” que resolvió depender directamente del Concejo de Regencia de España como autoridad suprema del gobierno español.
Esta junta, integrada por Ruiz de Castilla como presidente y Juan Pio Montúfar como vicepresidente, fue rechazada por el resto de provincias y originó divisiones políticas internas: unos apoyaban la pertinencia de una junta superior dependiente del Concejo de Regencia; otros, los autonomistas, abogaban por una junta autónoma de dicho consejo.
En octubre de 1811, los autonomistas planificaron un motín y obligaron al Conde Ruiz de Castilla y a Juan Pío Montúfar a dejar sus cargos. El obispo José Cuero y Caicedo fue nombrado nuevo presidente. Y con él al mando, la junta convocó a un congreso representativo para determinar la fomra de gobierno más adecuada.
El congreso-conformado por representantes de la nobleza, del cabildo, del clero, de las parroquias y de las regiones bajo control de la junta- votó a favor de un “gobierno autónomo sujeto únicamente al Rey Fernando VII” y promulgó el Pacto Solemne de Sociedad y Unión entre las Provincias del Estado de Quito: la primera Constitución quiteña. En ésta se establecía un gobierno representativo con un ejecutivo plural, una legislatura y un poder judicial.
Más este gobierno perduró poco tiempo. Las divisiones políticas continuaron y dieron oportunidad a los defensores de la monarquía, dirigidos por un representante nuevo y más efectivo, el general Toribio Montes, de triunfar a fines de 1812.
Para entonces, y gracias al trabajo de José Mejía Lequerica y otros intelectuales que discutían en las Cortes de España la mejor forma de gobierno, se había promulgado la “Constitución de la Monarquía Española”, misma que fue publicada y difundida en Quito en diciembre de 1812. La constitución llamaba a las provincias de España y a los pueblos de América a que efectuasen elecciones para tres instancias:

·         Ayuntamientos o asambleas constitucionales
·         Diputaciones provinciales
·         Diputaciones a las Cortes de España

Se establecieron juntas preparatorias encargadas de efectuar un censo electoral para determinar el número de diputados a las cortes, y de dividir los territorios en distritos para la elección de diputaciones provinciales.  Se organizaron campañas políticas y se hicieron listas y papeletas electorales para que los volantes analfabetos recordaran por quién votar.

El censo electoral fue completado en junio de 1813. Con una población políticamente elegible de 400.000, la provincia de Quito tenía derecho a 6 diputados representantes a las cortes de España. Meses después, en enero de 1814, los “ciudadanos” de Quito, por primera vez, eligieron representantes a los ayuntamientos y diputados provinciales.

Nuevamente bajo el régimen monárquico (1814-1822)
Al poner fin a la ocupación francesa del territorio español, Fernando VII retornó al trono y abolió las Cortes y la Constitución, restaurando el absolutismo. Toribio Montes, entonces presidente de la Real Audiencia, con apoyo del Rey, tomó medidas para acabar con los movimientos que buscaban una autonomía política. Varios “insurrectos” lideraron la oposición a su gobierno.

Quito de la Gran Colombia
Las ideas independentistas subsistieron en la mayor parte del territorio latinoamericano a pesar de la postura de la Corona. Personajes como José de San Martín, Simón Bolívar y Antonio José de Sucre fueron consolidando el ideal libertario a través de un proyecto unificador de los territorios de América del Sur.
El 24 de mayo de 1822, bajo el mando de Sucre, las tropas libertarias resultaron victoriosas en una batalla en contra de los soldados de la Corona (realistas) efectuada en las faldas del volcán Pichincha. Esta fecha marcó un nuevo rumbo de Quito: su anexión –junto con Venezuela y Nueva Granada- a la República de la Gran Colombia, cuya constitución fue proclamada en junio de 1822.

Quito de Ecuador
La Gran Colombia no pudo subsistir más allá de una década; con su disolución se formaron varios Estados independientes. El 13 de mayo de 1830 sectores políticos de Quito promulgaron la primera Acta de Constitución del Estado de Ecuador, independiente de la Gran Colombia.

ORDENAMIENTO POLÍTICO Y COMPOSICIÓN SOCIAL DEL NUEVO ESTADO

Ecuador republicano

Ecuador asumió un nuevo carácter. Era un Estado Republicano, Unitario y Representativo. Republicano porque pasó a ser regulado por los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Unitario porque las provincias que lo integraban dependían directamente del poder Ejecutivo. Y Representativo porque sus autoridades eran elegidas por personas del pueblo y representaban sus intereses.

La idea de país unitario era debatida internamente por los federalistas, quienes resaltaban la necesidad de una organización departamental que garantizara mejor autonomía.

El sistema electoral era indirecto: los miembros de las asambleas parroquiales y cantonales designaban a los representantes de parroquias y cantones, respectivamente; y los diputados del Congreso nombraban al Presidente y Vicepresidente de la República.

El paisaje natural de Quito
El entorno natural de la meseta de Quito y los valles circundantes fue modificándose debido al crecimiento poblacional y la necesidad incesante de agua, madera y tierra.

A mediados del siglo XIX, los bosques de Uyumbicho y Chillogallo habían desaparecido; Quito se abastecía de leña y madera traída de Lloa, Nanegal y Mindo a costa de mucho esfuerzo.

La zona comenzó a poblarse de eucaliptos y otras especies introducidas por Gabriel García Moreno, como solución al problema de escasez de madera. La siembra de eucalipto, sin embargo, resultó nociva para los suelos y especies.

Los viajeros científicos
La zona de Quito era considerada un espacio natural muy diverso; su flora, fauna y paisaje atrajeron a expedicionarios y científicos europeos como Alexander Von Humboldt, Friedrich Hassaurek y Terry Adrian, quienes, junto con sus catres e instrumentos científicos, iban de un lugar a otro recopilando información sobre la geografía, flora, fauna y costumbres sociales.

Organización social de Quito
Con el surgimiento del nuevo Estado, Quito continuó siendo una sociedad estratificada. Las personas se diferenciaban según su origen; adscripción étnica, fortuna, vestimenta y lenguaje. Las relaciones desiguales de poder se mantuvieron en espacios públicos y privados.

La economía de Quito
A mediados del siglo XIX Quito contaban con siete parroquias: Sagrario, Santa Bárbara, San Sebastián, San Roque, San Blas, San Marcos y Santa Prisca. Allí se concentraban pequeños negocios artesanales y familiares que dinamizaban la economía de la ciudad: herrerías, zapaterías, verdulerías, sastrerías, sombrererías, confiterías y otros.

En los extremos norte y sur de la meseta se ubicaban haciendas que proveían de productos variados tanto a los negocios como a plazas y mercados.

Las vías de comunicación
La zona de Quito permanecía aislada en una región montañosa de difícil acceso. Los viajes hacia Guayaquil se realizaban a lomo de mula y tomaban entre 10 y 15 días, de los cuales tres eran utilizados para atravesar las faldas del Chimborazo.

En ciertas épocas del año, debido a derrumbes y lluvias persistentes, los caminos quedaban totalmente intransitables.

Maestro
Hacia finales del siglo, la educación vivió momentos de profundas transformaciones al prescindir de la enseñanza religiosa en las escuelas. Maestros y maestras fueron los encargados de difundir un método de enseñanza basado en lo “moderno”, centrándose en ideas de progreso científico y técnico.

Arriero
Hasta finales del siglo XIX, Quito contaba con arrieros. A lomo de mula trajinaban bienes y productos agrícolas para los mercados. Eran, en su mayoría indígenas provenientes de Chillogallo, Tumbaco, Pifo, Nayón, Zámbiza, San Antonio y Calacalí.

Herrero
Golpe a golpe los herreros ayudaban a forjar la ciudad. Abastecían al ejército de armas y a la ciudad de objetos cotidianos que hacían la vida más fácil. El intenso calor del carbón les ayudaba a derretir el metal. Yunque y martillo daban forma al hierro.

Capariche
La limpieza de las calles y el cuidado de las acequias de Quito fueron encomendadas a los indígenas de Nayón, Llano Grande, Llano Chico, Calderón, San Isidro del Inca y Zámbiza, conocidos como “zámbizas”.

Los “capariches”, como se denominaba a quienes realizaban este oficio, estaban exentos del tributo indígena y mantuvieron su responsabilidad hasta después de 1859, cuando el tributo fue suprimido.

Cajonera
En la Plaza Grande y la de Santo Domingo se ubicaban las cajoneras; se las llamaba así debido al mueble que utilizaban para comerciar un sinfín de objetos. Este mueble tenía muchos cajones y compartimentos. Las cajoneras llegaban muy temprano por la mañana para ocupar un buen espacio en las plazas y poder vender sus productos.

Confitero
El dulce aroma de las colaciones y otras golosinas formaban parte del cotidiano de la ciudad. El confitero desempeñaba una ardua labor; la paila y la fuerza de sus brazos eran sus herramientas principales.

Las primeras academias de arte
Con la fundación de las primeras academias de arte hacia 1840, las composiciones artísticas adquirieron tintes locales a través de retratos, acuarelas de costumbres y representaciones del paisaje natural. Sin embargo, varios artistas, principalmente a través de encargos de la iglesia, continuaron trabajando en torno a temas religiosos.

En esta época el rol de los artistas cambió, debido al prestigio de sus obras. Muchos salieron del anonimato impulsados por miembros de la aristocracia quiteña, quienes les pagaban por la elaboración de óleos e imágenes firmadas como símbolo de “status”.

Fotógrafo
El oficio del fotógrafo inició a finales de este siglo. La cámara y mucha paciencia eran las herramientas principales para retratar personas y paisajes. Muchos quiteños, acudían a los parques y estudios fotográficos para obtener un retrato.

Fotografía
En Quito, un anuncio publicado en el periódico El Ecuatoriano del 9 de abril de 1849 nos da un pequeño indicio de la existencia de la fotografía en esta ciudad. Del mencionado anuncio se puede deducir que este invento llegó en manos de un fotógrafo “itinerante” que se radicó en la casa de José Avendaño, ubicada en la esquina del Carmen Bajo; de la misma forma que sus compañeros de oficio europeos, ofrecía a los habitantes locales la posibilidad de retratarse con una máquina daguerrotípica de excelente calidad, garantizando trabajos muy parecidos al original.

En sus albores, la fotografía estuvo ligada a la creación del retratos que, por sus altos costos de producción, estaba al alcance de las élites. Posteriormente con el avance  de la técnica y su rápida expansión, fue adoptado también por los estratos medios de la población.

Fue la ciudad el espacio privilegiado para el desarrollo del mercado visual; en Quito, uno de los pioneros del retrato fotográfico fue el francés Louis Gouin, que llegó a mediados del siglo XIX y fundó una casa comercial en el año 1860 en la esquina de la plaza Mayor. Su producción se desarrolló en esta época y entre su vasta obra encontramos retratos de personalidades locales de familias “acomodadas” e incluso una coleeicón sobre personajes populares presentes en las calles de la ciudad. El formato empleado por este fotógrafo era conocido como “tarjeta de visita”.

El fotógrafo que implantó una verdadera “moda” de este formato a finales del siglo XIX fue el norteamericano Enrique Morgan, quien arribó a la capital en el año 1877 y permaneció aquí hasta 1890 aproximadamente. Por su estudio desfilaron varios personajes como Luis Cordero, Juan Montalvo, José María Plácido Caamaño, Ignacio de Veintimilla y Marieta de Veintimilla.

Además de la observación-experimentación práctica, la lectura de manuales fotográficos era fundamental para aprender a fotografiar. Los fotógrafos trashumantes del siglo XIX trajeron consigo o adquirían en diferentes tiendas comerciales, textos prácticos de enseñanza que les servía de referente indispensable para realizar sus labores de registro, preparación de químicos o manejo de papeles fotográficos. El Manual de fotografía y elementos de química aplicados a la fotografía, editado en Paría en 1863, fue un texto básico que acompañó la labor de estos fotógrafos. Ese mismo año una casa comercial quiteña ofrecía “recetas para platear y dar tono”. Y en 1895 circulaba El Instructor Fotográfico, un manual de enseñanza para fotógrafos de profesión donde se incluía una serie de lecciones dictadas por el profesor Carlos Ehrmann en una escuela de fotografía norteamericana así como un apéndice sobre la naturaleza y uso de diversos productos químicos y substancias empleadas en la fotografía.

1.      Procedimiento de fijar en chapas metálicas las imágenes recogidas en la cámara oscura.
2.      Dicho de una persona; cambiar periódicamente de lugar.

Músico
Los músicos interpretaban géneros musicales de raíz indígena –yaravíes, yumbos y sanjuanitos- y danzas criollas como albazos y tonadas. Utilizaban arpas, guitarras, pingullos, rondadores y tambores.

Las bandas surgieron después de la Independencia y ofrecían, a través de retretas públicas, un variado repertorio de música.

El pasillo, uno de los géneros más reconocidos, se popularizó a fines del siglo XIX como música de salón y de baile.

Capitulum: ayuntamiento de hombres
Jícama:tubérculo redondo similar a la yuca
Obrajuelo o chorrillo: unidad doméstica de producción ubicada en el patio de servicio o traspatio.
Estrado: (lat. stratum). Consistía en el lugar donde las mujeres recibían visitas; incluía alfombra o tapete, almohadas, taburetes o sillas.






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