MUSEO DE LA CIUDAD
UBICACIÓN
Calles García
Moreno y Vicente Rocafuerte
DATOS DEL MUSEO
Horario de atención:
Martes a domingo, de 9h30 a 17h30 (último ingreso a las 16h30).
Cerrado: 1 de enero, 1 de mayo y 25 de diciembre.
Días con horario reducido: El 24 y 31 de diciembre atención hasta las 13h00 (último ingreso a las 12h00).
Precios: Adultos: USD 3.
Estudiantes con carné (+12 años): (con carné): USD 2.
Estudiantes de establecimientos municipales, fiscales y fiscomisionales: USD 1.
Tercera edad (mayores de 65 años): USD 1.
Niños (3-11 años): USD 1.
Recorridos en otros idiomas: USD 4.
Personas con discapacidad: Gratuito
INFORMACIÓN
Fecha de creación:
El 9 de marzo
de 1.565
Descripción:
Comienza a funcionar desde 1998, en
el rehabilitado edificio del antiguo Hospital San Juan de Dios, que ha
permitido la recuperación de un bien arquitectónico patrimonial. Tras los muros
del Antiguo Hospital, se conserva y proyecta hacia el futuro un testimonio de
la vida cotidiana de los habitantes de Quito, desde la época aborigen hasta los
más recientes hechos del siglo XX, expresados en aquellos objetos sencillos
usados por la gente en su vida cotidiana, en ámbitos como las artes y los
oficios, la educación, la cultura y el ejercicio de la ciudadanía.
La instalación de hospitales en las
ciudades españolas recientemente establecidas era en respuesta a la mentalidad
medieval cristiana que acentuó la importancia del bienestar de la gente común y
sus valores de solidaridad y atención al necesitado. Hospitales, un nombre
derivado de la palabra "hospitality", completa las múltiples
funciones en la sociedad española. Además de la asistencia a personas enfermas,
estaban las auténticas casas de caridad que dieron una plaza agradable para
huérfanos y sin hogar. De las paredes del viejo Hospital, el Museo de la Ciudad
paga el homenaje para todos los hombres anónimos y las mujeres quien día a día,
a lo largo de los siglos, han seguido ampliando la ciudad con su trabajo,
ideas, pasiones, alegrías, dolores, y el trabajo sumamente expresivo nacido de
las diversas identidades que ellos incorporan. Por eso, el Museo presenta la
Historia de la vida diaria, porque sólo por esto las diversas identidades de
los habitantes de Quito pueden ser rescatadas y reconstruidas.
En el campo de la Historia, el
Municipio de Quito ha sido capaz de cubrir una demanda cultural en el área de
museos. Mientras estos, tradicionalmente, se han concentrado en áreas como las
de arqueología, arte, desde grandes personajes y acontecimientos, el Museo de
la Ciudad muestra la historia de Quito desde la posición ventajosa de los
ciudadanos anónimos que han vivido aquí. Este enfoque permite la comprensión de
la mentalidad y la imaginación de una ciudad compleja habitada por múltiples
comunidades en las cuales el pasado da testimonio del presente y futuro desde
un punto de vista socioeconómico. Durante el recorrido del Museo, es posible
apreciar que su patrimonio, además de una conjunto de obras excepcionales y de
objetos cotidianos, está compuesto por manifestaciones intangibles, subyacentes
de la cultura urbana: la intimidad, anécdotas, leyendas y tradiciones: los
olores y sabores, el vestido, las normas y prohibiciones sociales, los oficios
y las fiestas. A través del permanente cambio en las exposiciones y de la
política de involucrar a la comunidad en las actividades y objetivos del Museo,
éste busca constituirse en sujeto vivo y activo del Quito contemporáneo.
Así, el Museo de la Ciudad brinda a
los ciudadanos un espacio dinámico de integración y participación social, un
lugar alternativo de aprendizaje en el que la diversidad es un factor de
riqueza, y la cultura se ofrece cada día como la alternativa de desarrollo. Dentro
de los centenarios muros del Hospital, el Museo recupera las viejas funciones
de solidaridad y servicio a la comunidad para las que este edificio fue
construido.
En el recorrido veremos diferentes secciones
como el Prehispánico, con la cual empezaremos, La región de Quito era el centro
del comercio interregional y un punto de cambio de ideas, productos, culturas y
carreras. Aquí, los comerciantes podían intercambiar bienes de los orígenes más
diversos, lenguas, y creencias religiosas. Con el tiempo, los dominios étnicos
de gran poder y la enorme concentración demográfica fueron constituidos. En las
décadas pasadas antes de la llegada de los españoles, Quito era un importante
complejo comercial y la defensa para los conquistadores incas. Sus
construcciones sirvieron como base sobre la cual las ciudades españolas y la
sociedad colonial fueron construidas. El adobe, la piedra, la madera y las
manos de los antiguos habitantes quiteños lograron moldear, a través de los
siglos, la construcción que se convertiría en la edificación civil más antigua
de la ciudad de Quito. Las altas y macizas paredes, ubicadas en la tradicional
calle de las Siete Cruces, ahora conocida como García Moreno, dieron testimonio
durante 409 años de las diversas actividades de una casa de salud, en donde
recibieron atenciones médicas varias generaciones de quiteños y se formaron
centenares de médicos.
El Museo de la Ciudad es un centro de
expresión de la cultura de Quito, que propicia la reflexión y la recreación de
su memoria cotidiana en busca del reconocimiento y la apropiación de valores de
los habitantes de la ciudad.
Aquí nos encontramos en la Sala Quito
que nos muestra el juego entre la riqueza de un pasado milenario y la diversidad
cultural actual. Una lectura diferente de la historia, a partir de la vida
cotidiana y de los procesos sociales. Refleja los modos de vida, utensilios y
alimentos de los pueblos que ocuparon la hoya de Quito. Gracias a su posición
geográfica privilegiada, Quito se erigió como un importante centro de
intercambio económico y cultural entre diversas regiones. Sus vías naturales de
comunicación permitían el acceso desde cualquier punto y es por eso que se
convirtió en uno de los principales ejes económicos de Los Andes
Septentrionales.
El siglo XVI fue un periodo violento,
como consecuencia del establecimiento e imposición de un nuevo orden. La
fundación española de Quito determinó el encuentro y la convivencia difícil
entre dos culturas distintas, y trajo consigo el inicio del mestizaje, nuevos
límites geográficos e imposición de leyes y otros sistemas de gobierno.
Presenta una época de cambios y de crisis, intensa y dramática que vivió la
conquista española y el esfuerzo del mundo indígena, de la choza y el techo de
paja, a la iglesia, la piedra y la teja.
Durante el siglo XVII hubo imágenes
del nacimiento de una ciudad donde predomina la cultura barroca, consolidando
con ella el nuevo orden. Quito, como capital de la Real Audiencia, progresa a
través del auge del comercio y los obrajes. Se construyen grandes templos que
facilitan la difusión de la religión Católica.
Este siglo se caracterizó por un
fortalecimiento económico, impulsado por el desarrollo de la industria de los
tejidos, y ya que los indígenas conocían ancestralmente su manejo, no se les
hizo difícil adaptarse a la tecnología impuesta por los españoles.
Además, los habitantes de la
Audiencia de Quito, ante los desastres naturales del siglo anterior, aumentaron
su devoción religiosa, implantando en la sociedad un pensamiento secular; una
imagen sobresaliente de este misticismo fue la de Mariana de Jesús.
Presenta a una ciudad que toma forma
gracias al comercio, al nacimiento de las instituciones y la religiosidad, la
vida social adquiere nuevos ritmos y se establecen rígidas jerarquías. Las
artes y los oficios contribuyen a construir una nueva urbe, que empieza a
desarrollarse bajo las formas del barroco.
El Siglo XVIII de las luces y apogeo
de un pensamiento ilustrado, producto de la visita de misiones científicas. Época
de cambios, redefiniciones, descubrimientos y decadencia económica. Época de
sublevaciones indígenas y mestizas que trajo consigo la inestabilidad social.
El siglo XVIII se caracteriza por la
visita de misiones científicas extranjeras, que reconocieron la riqueza de la
región, sus animales, plantas y habitantes. Existía una estratificación social
bien marcada que establecía las normas de comportamiento y costumbres que
debían adoptar las personas de acuerdo con su clase. Fue una época en la que se
desarrolló la escultura, siendo Bernardo de Legarda su máximo representante.
En Quito se inicia la consolidación
de una identidad criolla que reclamaba igualdad de derechos y reconocimiento
por parte de la Corona y se avizoran signos de descontento por la
administración española.
En el siglo XIX la influencia del
pensamiento ilustrado introduce la cultura francesa en la sociedad,
transformando los estilos de vida cotidianos. Las nuevas tecnologías irrumpen
la conciencia social bajo la idea de progreso. Las ideas libertarias que se
propiciaron en el siglo anterior, con Eugenio Espejo como su máximo exponente,
dieron paso a la Independencia y al establecimiento de la República. El siglo
XIX fue una época de modernización y de afrancesamiento en el gusto estético de
los habitantes de Quito.
Podemos encontrar lo siguiente
SIGLO XVI
La iglesia católica fue una de las instituciones más
influyentes en la colonización de América. Estaba integrada por comunidades
religiosas y miembros del clero secular.
Su variedad de integrantes unificó
pero también diversificó las políticas evangelizadoras. A los objetivos de la
Iglesia en los Andes se sumaron otras finalidades e instituciones
complementarias, como la “doctrina”, las misiones; los obispados; parroquias
eclesiásticas; el Patronato, que regulaba el vínculo entre la iglesia y la
monarquía española; y los conventos, que articulaban varios aspectos de la vida
en la ciudad.
ORDEN RELIGIOSA
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AÑO DE ESTABLECIMIENTO QUITO
|
COLEGIOS FUNDADOS
|
Franciscanos
|
1534
|
Colegio de artes San
Andrés
|
Mercedarios
|
1534
|
|
Dominicos
|
1541
|
Colegio San Fernando (1683)
|
Agustinos
|
1573
|
Universidad San Fulgencio (1603-21)
|
Jesuitas
|
1586
|
Colegio Seminario San
Luis (1591-94)
|
El obispado de Quito fue creado en
1545 y su jurisdicción fue desde Popayán a Trujillo y desde la costa hasta
Mainas.
Construcción del Convento de San Francisco
Los fundadores de la comunidad
religiosa San Francisco en Quito fueron Fray JodocoRicke y Pedro Gocial. En
1535 el cabildo les asignó un solar y levantaron una capilla de adobe. No se
sabe con exactitud cuando inició la edificación de la nueva iglesia, pero
requirió abundante mano de obra. Sabemos que fue concluida alrededor de 1570.
Los demás espacios del convento fueron construidos en las primeras décadas del
siglo XVII.
La iglesia de San Francisco de edificó
en la zona donde se desarrollaba una actividad económica de los pueblos
antiguos con intercambio de bienes. Luego, fue también una plaza donde los
frailes franciscanos impartían doctrina al común de la población nativa.
Colegio de artes y oficios San Andrés
Este colegio organizó la mano de obra
para la ciudad, levantó el complejo arquitectónico de San Francisco y le dio
también forma estética e iconográfica. Su principal impulsor, fray JodocoRicke,
enseñó lectura, escritura y canto, pero también la elaboración y uso de
herramientas de labranza que acompañaron al cultivo de nuevas semillas. En este
colegio se cantaban y ejecutaban “obras polifónicas con maravillosa propiedad
durante el curso de las principales festividades del convento, y haciendo gala
de su avanzada técnica musical.”
La Real Audiencia de Quito
Dentro del sistema colonial, la Real
Audiencia fue una categoría jurídica y una instancia administrativa de nivel
intermedio, que buscaba equiparar ciertos parlamentos de orden regional y
estaba encabezado por un Presidente.
La Real Audiencia de Quito creada en
1563, por ejemplo, tenía entre las funciones más específicas la administración
de justicia y el buen trato a los indios.
Libro coral
Con el empuje y la actividad de las
ordenes religiosas, el arte de la música y el canto se extendió muy pronto en
la vida de la ciudad, involucrando muy especialmente a los diversos sectores
sociales en oficios tales como “maestro de capilla”, cantores y organistas.
“Fray Jodoco les enseñó a los indios a leer y escribir y tañer todos los instrumentos
de música, tecla y cuerdas, sacabuches y chirimías, flautas y trompetas,
cornetas y el canto de órgano y llano”.
Don Diego y don Agustín Pullupagsi,
músicos y cantores de Quito fueron contratados para misa con música de vigilia;
“debían llevar los libros de canto de órgano y de canto llano (…) y enseñar a
tañer las chirimías” (1605)
El Cabildo
El cabildo regulaba las actividades
indispensables para satisfacer las necesidades colectivas. Originalmente
remitía, en forma amplia, al capitulum (“junta”, ordenamiento o ayuntamiento de
hombres), según el cual
“no se han de tratar ni resolver ni
censurar o formar juicio cabal de las cosas públicas en secreto y a escondidas;
sino donde se puedan y deban conferir, para que las resoluciones sean prudentes
y acordadas”.
La cocina
El intenso vincula social que se
produjo durante estos siglos, tuvo como una de sus principales consecuencias el
intercambio de especies vegetales y animales. De ese modo, se amplio la dieta
alimenticia, pero se sobrevaloraron algunos productos y se perdieron otras
especies. Destacan aquí las tecnologías asociadas a la vida domestica. Hubo,
por ejemplo, formas muy efectivas de conservación de alimentos por medio del
secado y el salar. El establecimiento de un espacio con cierta autonomía,
designado para la cocina, fue una innovación y un cambio socio-cultural en
algunos pueblos.
Vínculos históricos en la alimentación
Algunas especies andinas
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Especies incorporadas de
Europa, Asia y África
|
Principales especies
incorporadas en Europa
|
Variedades de maíz
|
Trigo, cebada
|
Papa
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Fréjol
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arveja
|
Maíz
|
Quinua, ataco, bledo
|
Ganado ovino, porcino,
vacuno y caprino
|
tomate
|
Chochos
|
Caña de azúcar
|
cacao
|
Zapallo, sambo
|
Plátano
|
|
Variedades de
tubérculos
|
Arroz
|
|
Venado, danta, llama,
cuy, perdiz, tórtola
|
||
Ají
|
||
Guayaba, capulí,
guaba, jícama, mortiño
|
Gremios y Cofradías
Las cofradías constituían agrupaciones
sociales de ayuda mutua o hermandad con fines de servicio espiritual y
celebración religiosa. En Quito, durante los siglos XVI y XVII, hubo un
incremento notable del numero de cofradías, especialmente entre la población
indígena. Casi no había habitante de la ciudad que no perteneciera a una o más
cofradías; en el siglo XVII se calcula que hubo en Quito cerca de 100.
De ordinario, la cofradía posibilitó
ampliar la participación en diversos géneros de oficios y llegó a manejar
considerables recursos económicos. Varios gremios o asociaciones de artesanos
estuvieron vinculados a cofradías.
San Eloy
Patrono de plateros, laminadores y
paileros.
En torno a esta advocación se conformó
una cofradía gremial que vinculaba a casi todos los oficios de trabajo en
metal. Al parecer, tenía una estructura organizativa compleja y su objetivo más
directo fue la defensa de los intereses de aquellos artesanos.
San Isidro Labrador
Patrono de los agricultores.
Las cofradías tenían una personería
propia y aunque se instalaban en las diferentes iglesias, fueron
predominantemente de índole popular. Entre otras cosas, sus cofrades buscaban
dotar los altares con la imagen de su devoción, para lo cual contrataban algún
artista. Así, en el templo de Santo Domingo, existió la cofradía de San Isidro
Labrador, que contaba con su altar y cuya advocación dio origen a un vinculo
entre símbolos andinos y cristianos.
San Miguel
Patrono de cerrajeros y espaderos.
Este arcángel además fue escogido como
protector de los terremotos a propósito del temblor en 1655, el cabildo acogió
como “patrón, devoto y abogado de la ciudad al glorioso arcángel San Miguel,
príncipe de la milicia del cielo, cuyo día se guarde y no se trabaje por ser
Santo de tan conocidos milagros”.
La iglesia de la Merced contó con el
cargo de adoptar la imagen del Arcángel, cuyas fiestas se celebraban en el mes
de septiembre.
Virgen de la Merced
Patrona y especial Protectora de la
Ciudad.
En 1660, con motivo de la erupción del
Pichincha, la virgen de la merced fue nombrada patrona de Quito.
En abril de 1755, debido al milagro de
la virgen de suspender los fuertes temblores que sucedieron en Quito durante
tres días, se dispuso que la celebración como Patrona y Especial Protectora de
la ciudad sea el 24 de septiembre.
San Jerónimo
Santo patrono de los temblores
En ocasión del gran temblor que en
1587 produjo destrucción y mortandad. San Jerónimo quedó incluido e el
repertorio de votos y promesas de veneración realizadas por la Real Audiencia y
el Cabildo.
“Temblor de tierra grande que sucedió en Quito y su provincia
en el año de 1587 sucedió en esta
ciudad y su tierra un grandísimo temblor, que comenzó a las 8 de la noche con
gran ruido y estruendo, duró como media hora y en lo restante de la noche
temblores menores, que obligaron a salir a todos a la plaza con toldos, sin
entrar en las casas que son de adobes de tierra. Cayeron muchas y los conventos
se destejaron, las torres se abrieron y cimbraban como si fueras varas. Murió
gente dentro de la ciudad, muchos lastimados y heridos. Asolóse por suelo todo
lo edificado en el valle de Pomasque y San Antonio, 3 leguas de la ciudad a
donde en una casa de recreación no quedó persona viva, excepto una niña pequeña
que en brazos de su ama se escapó con ella debajo de una silla. Arruinose la
iglesia y convento de San Francisco. Y en el camino que va de el pueblo de
Cotocollao a Pomasque estaba aquel día unos indios arando con dos yuntas de
bueyes en sus tierras, a donde se abrió aquella noche y se tragó a los indios y
bueyes y cuya profundidad quedó patente por muchos años”. (1650)
SIGLO XVIII
La producción textil es la principal
actividad organizadora de la economía y la mano de obra durante el siglo XVII.
El obrajuelo o chorrillo era la unidad
doméstica de producción ubicada en el patio de servicio o traspatio.
Durante, al menos, el primer siglo de
colonización tuvo bastante importancia la antigua producción de tejidos de
algodón y cabuya; luego se impuso la lana.
Había variedades de algodón que
otorgaban tonalidades diferentes a las prendas además, se preparaban tintes naturales,
lo que implicaba; cocinar hojas, frutos o semillas del bosque, previamente
machacadas; hervir las prendas en esta mezcla; enjuagarlas y secarlas a la
sombra.
Con las HOJAS de:
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Se preparaban tintes de color:
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Roble
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Café
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Cedro
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Amarillo verdoso
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Ciprés
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Tomate
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Hiedra
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Verde
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Acacia
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Amarillo y café claro
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Añil
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Azul
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Con las FRUTAS de:
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Se preparaban tintes de color:
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Mora
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Rojo
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Tocte
|
Café
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Capulí
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Morado
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Con las SEMILLAS de:
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Se preparaban tintes de color:
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achiote
|
tomate
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Religiosos
Varios religiosos y religiosas de la
época desarrollaron una inclinación a imitar en sus propias vidas , la Pasión
de Cristo como un medio de alcanzar la perfección espiritual y como parte de
los ejercicios de meditación. Así, el místico o la mística debía experimentar
el dolor que el Señor había padecido.
Entre quienes llevaron una vida
mística se encuentra Mariana de Jesús Paredes y Flores (1618-1645), llamada la
Azucena de Quito, cuya casa familiar luego dio lugar al Convento del Carmen
Alto.
“…La cualidad de Mariana de Jesús que
más sobresale en su relacin con las expectativas de la ciudad es la de ser la
Santa de la expiación. Los testimonios de los procesos de canonización abundan
en vesiones sobre los suplicios corporales a los que Mariana se sometía con una
intensidad que rayaba en el horror.”
Cerería
La cerería no fue únicamente lugar
para venta de cera. Allí también se procesaba el material y se elaboraban
objetos, para uso doméstico y celebraciones.
Pulpería
Existen antecedentes prehispánicos que
explican el intercambio de bienes entre regiones. Durante el siglo XVII Quito
fue una zona de notable actividad comercial. Varios sectores sociales se
hallaban vinculados al comercio, especialmente debido al impulso de la
producción de tejidos y a sus complicaciones sociales y económicas.
Las tiendas o pulperías fueron la
expresión más específica de ese circuito comercial que involucro a diversos
sectores de la sociedad local.
Procesiones
Expresiones populares como éstas
fueron muy frecuentes en la vida de Quito desde la época colonial. La procesión
se ha reconstruido con base en un retrato elaborado por un viajero (1841).
Destacan las imágenes de San Juan Evangelista, además del personaje de las
“Alamas Santas”.
Miguel de Santiago
Incluyó un estilo barroco a sus obras,
lo cual, entre otros atributos, se caracterizaba por una concepción del espacio
y la luz con intensidades variables. Algunos de los principales temas de
Santiago se vincularon a una finalidad de catequesis.
Hubo además nuevas obras con
representaciones acerca de los pecados y el infierno, que buscaban provocar un
impacto moral en los feligreses.
Las tendencias mundiales y los cambios
al interior del sistema imperial español tuvieron un efecto muy fuerte pero
diferenciado en los Andes.
El Estado monárquico inició una rigida
actividad para controlar las finanzas en la administración de sus colonias. De
modo complementario, aplicó una estrategia de libre comercio que consistía en
el interés por extraer desde las colonias nuevos tipos de materias primas que
alimentaran la producción europea y con el objetivo de aprovechar la población
de las colonias como mercado.
Los cambios en las políticas fiscales
de la monarquía, y la propia dependencia de Quito respecto a las rutas
comerciales de los tejidos, produjeron dificultades económicas a mediados del
siglo XVIII.
En el transcurso del siglo, la ciudad
pudo haber tenido una población de 25.000 personas; y el conjunto de la zona de
Quito, unos 40 o 60.000 habitantes.
En general, en la ciudad hubo una
predominancia demográfica de población femenina que desarrollaba actividades de
servicios. La fuerza laboral masculina se empleó sobre todo en áreas rurales de
la región.
Durante este periodo existió un
espacio colectivo de actividad intelectual muy despierto al ámbito científico
mundial. Varios sectores quiteños contaban con la información en boga y
contribuyeron a su desarrollo.
REGIMEN COLONIAL
En Quito hubo un fuerte sector social
dominante, basado en la riqueza acumulada durante los siglos anteriores y en el
poder de injerencia alcanzado sobre las instituciones del gobierno regional.
Aquí se recrea un aspecto en la
residencia de una familia de élite, en el cual se expresan también algunos
valores asociados al rol de la mujer en
ese momento histórico.
Reproducciones de las obras del pintor latacungueño Vicente Albán de 1783.
Los originales, pintados en óleo sobre lienzo, se encuentran en el Museo
de América en Madrid, España.
Este conjunto de pinturas representan
jerarquías sociales y económicas que regían las colonias, al mismo tiempo que
incorporaban aspectos de la naturaleza americana. Véanse las leyendas al pie de
cada cuadro.
Artes en Quito
Durante el siglo XVIII, las Artes
expresaron la organización de la sociedad en segmentos socio-económicos y
raciales de la población. Empezó una vinculación con las ciencias naturales,
especialmente la botánica y la geografía.
Junto al intercambio comercial en
Quito hubo flujo de obras de arte con regiones de Perú y Nueva Granada. Muy
especial fue el barniz o laca de Pasto con base en resinas vegetales. Fue
posible que se enviaran y recibieran objetos de arte como encargos particulares
compras y donaciones.
En Quito hubo también trabajo en
madera policromada, talla en cuero, sastres, platería y bordado con hilo de
metal.
Algunos barrios con talleres de
artistas fueron Santa Bárbara, Santa Prisca, San Sebastián y San Blas.
Bernardo de Legarda (1700-1773)
Fue uno de los más completos artistas
quiteños. Perteneció a una familia que conocía diversos oficios como reparación
de relojes y órganos, el arte en cristales y plata , la escultura e impresión
de estampas.
Su taller se hallaba en la antigua
plaza de San Francisco. Efectuó esculturas y retablos en conventos de la
ciudad. Una de sus obras más conocidas es La
Inmaculada o la Virgen de Quito. Su representación se basa en un pasaje
religioso sobre la Virgen del Apocalipsis y el triunfo sobre la serpiente y el
mal.
Tuvo bastante relación con los
sectores del gobierno local y llegó a dirigir el Gremio de Escultores y
Pintores de Quito, vinculado a la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario, la
cual incorporaba 24 cofrades.
Varios de los actos colectivos de la
ciudad expresaron la organización de la sociedad en estamentos o castas, según
lo cual a cada sector e individuo correspondía un lugar natural definido por
nacimiento y a menudo debido a aspectos raciales.
De este modo se estableció una
jerarquía con segmentos sociales y económicos que perduró en los años
posteriores a pesar de los avances en las ideas de la ilustración.
Cronología de levantamientos populares en la región de Quito.
Luego de 200 años, la sociedad quiteña
se hallaba en profundos cambios, especialmente por redes económicas de índole
local y por la transformación de antiguos sectores sociales en nuevos grupos
con capacidad de protesta. Durante el siglo XVIII, áreas muy importantes fueron
San Blas, San Roque, Santa Bárbara, San Marcos, San Sebastián, y fueron sus
habitantes quienes se expresaron en 1747 y 1765 contra nuevas imposiciones de la
monarquía. Lo que se conoce como la sublevación de los barrios o revolución de
los estancos, en realidad fue el acumulado de varios sucesos en el transcurso
del siglo.
Columbe 1803
Chimbo 1797
Guamote 1803
Guamote 1803
Alausí 1760
y 1781
Los ideales de autonomía y libertad circularon en Quito (1765-1808)
Intelectuales, catedráticos y
representantes del clero discutían la posibilidad de conformar un gobierno
autónomo, libre y con iguales derechos para todos. Este ideal, presente desde
fines del siglo XVIII a través de las Primicias
de la Cultura de Quito, tomó fuerza a inicios del XIX.
Varios pensadores organizaban
tertulias para discutir los conceptos de autonomía , independencia y libertad,
y los transmitían a toda la sociedad mediante pasquines, hojas, volantes,
cátedras y conversaciones informales.
El pueblo gobernó en nombre del Rey (1809-1810)
En 1808 se conformó en España una Junta Gubernativa del Reino como rechazo
a la ocupación francesa del territorio español. Varios pueblos de América se
pronunciaron a favor del Rey, pero cuestionaron la legitimidad de los
presidentes de Reales Audiencias y Virreyes que gobernaban en las colonias.
En Quito, el 10 de agosto de 1809,
intelectuales y dirigentes de los barrios destituyeron a Ruiz de Castilla,
presidente de la Real Audiencia, y crearon una junta autónoma –la primera de
América- que consiguió algunas reformas económicas.
Tres meses después, con apoyo de las
tropas de Lima y Guayaquil, Ruiz de Castilla fue restituido en su cargo e
inició represalias contra los “sediciosos”.
La persecución culminó el 2 de agosto
de 1810, cuando líderes del movimiento y civiles inocentes fueron asesinados.
La población, a partir de esa fecha, radicalizó su postura.
Las constituciones de 1812
Luego de los hechos lamentables de
agosto de 1810 la población quiteña radicalizó su postura. En septiembre de
1810 Carlos Montúfar llegó a Quito en calidad de comisionado regio y, con apoyo
del presidente Ruiz de Castilla, convocó a una junta de notables, la cual creó
una “Junta Superior de Gobierno” que resolvió depender directamente del Concejo
de Regencia de España como autoridad suprema del gobierno español.
Esta junta, integrada por Ruiz de
Castilla como presidente y Juan Pio Montúfar como vicepresidente, fue rechazada
por el resto de provincias y originó divisiones políticas internas: unos
apoyaban la pertinencia de una junta superior dependiente del Concejo de
Regencia; otros, los autonomistas, abogaban por una junta autónoma de dicho
consejo.
En octubre de 1811, los autonomistas
planificaron un motín y obligaron al Conde Ruiz de Castilla y a Juan Pío
Montúfar a dejar sus cargos. El obispo José Cuero y Caicedo fue nombrado nuevo
presidente. Y con él al mando, la junta convocó a un congreso representativo
para determinar la fomra de gobierno más adecuada.
El congreso-conformado por
representantes de la nobleza, del cabildo, del clero, de las parroquias y de
las regiones bajo control de la junta- votó a favor de un “gobierno autónomo
sujeto únicamente al Rey Fernando VII” y promulgó el Pacto Solemne de Sociedad y Unión entre las Provincias del Estado de
Quito: la primera Constitución quiteña. En ésta se establecía un gobierno
representativo con un ejecutivo plural, una legislatura y un poder judicial.
Más este gobierno perduró poco tiempo.
Las divisiones políticas continuaron y dieron oportunidad a los defensores de
la monarquía, dirigidos por un representante nuevo y más efectivo, el general
Toribio Montes, de triunfar a fines de 1812.
Para entonces, y gracias al trabajo de
José Mejía Lequerica y otros intelectuales que discutían en las Cortes de
España la mejor forma de gobierno, se había promulgado la “Constitución de la
Monarquía Española”, misma que fue publicada y difundida en Quito en diciembre
de 1812. La constitución llamaba a las provincias de España y a los pueblos de
América a que efectuasen elecciones para tres instancias:
·
Ayuntamientos o asambleas
constitucionales
·
Diputaciones provinciales
·
Diputaciones a las Cortes de España
Se establecieron juntas preparatorias
encargadas de efectuar un censo electoral para determinar el número de
diputados a las cortes, y de dividir los territorios en distritos para la
elección de diputaciones provinciales.
Se organizaron campañas políticas y se hicieron listas y papeletas
electorales para que los volantes analfabetos recordaran por quién votar.
El censo electoral fue completado en
junio de 1813. Con una población políticamente elegible de 400.000, la
provincia de Quito tenía derecho a 6 diputados representantes a las cortes de
España. Meses después, en enero de 1814, los “ciudadanos” de Quito, por primera
vez, eligieron representantes a los ayuntamientos y diputados provinciales.
Nuevamente bajo el régimen monárquico (1814-1822)
Al poner fin a la ocupación francesa
del territorio español, Fernando VII retornó al trono y abolió las Cortes y la
Constitución, restaurando el absolutismo. Toribio Montes, entonces presidente
de la Real Audiencia, con apoyo del Rey, tomó medidas para acabar con los
movimientos que buscaban una autonomía política. Varios “insurrectos” lideraron
la oposición a su gobierno.
Quito de la Gran Colombia
Las ideas independentistas
subsistieron en la mayor parte del territorio latinoamericano a pesar de la
postura de la Corona. Personajes como José de San Martín, Simón Bolívar y
Antonio José de Sucre fueron consolidando el ideal libertario a través de un
proyecto unificador de los territorios de América del Sur.
El 24 de mayo de 1822, bajo el mando
de Sucre, las tropas libertarias resultaron victoriosas en una batalla en
contra de los soldados de la Corona (realistas) efectuada en las faldas del
volcán Pichincha. Esta fecha marcó un nuevo rumbo de Quito: su anexión –junto
con Venezuela y Nueva Granada- a la República de la Gran Colombia, cuya constitución
fue proclamada en junio de 1822.
Quito de Ecuador
La Gran Colombia no pudo subsistir más
allá de una década; con su disolución se formaron varios Estados
independientes. El 13 de mayo de 1830 sectores políticos de Quito promulgaron
la primera Acta de Constitución del Estado de Ecuador, independiente de la Gran
Colombia.
ORDENAMIENTO POLÍTICO Y COMPOSICIÓN SOCIAL DEL NUEVO ESTADO
Ecuador republicano
Ecuador asumió un nuevo carácter. Era
un Estado Republicano, Unitario y Representativo. Republicano porque pasó a ser regulado por los poderes Legislativo,
Ejecutivo y Judicial. Unitario
porque las provincias que lo integraban dependían directamente del poder
Ejecutivo. Y Representativo porque
sus autoridades eran elegidas por personas del pueblo y representaban sus
intereses.
La idea de país unitario era debatida internamente por los
federalistas, quienes resaltaban la necesidad de una organización departamental
que garantizara mejor autonomía.
El sistema electoral era indirecto: los miembros de las asambleas
parroquiales y cantonales designaban a los representantes de parroquias y
cantones, respectivamente; y los diputados del Congreso nombraban al Presidente
y Vicepresidente de la República.
El paisaje natural de Quito
El entorno natural de la meseta de
Quito y los valles circundantes fue modificándose debido al crecimiento
poblacional y la necesidad incesante de agua, madera y tierra.
A mediados del siglo XIX, los bosques
de Uyumbicho y Chillogallo habían desaparecido; Quito se abastecía de leña y
madera traída de Lloa, Nanegal y Mindo a costa de mucho esfuerzo.
La zona comenzó a poblarse de
eucaliptos y otras especies introducidas por Gabriel García Moreno, como
solución al problema de escasez de madera. La siembra de eucalipto, sin
embargo, resultó nociva para los suelos y especies.
Los viajeros científicos
La zona de Quito era considerada un
espacio natural muy diverso; su flora, fauna y paisaje atrajeron a
expedicionarios y científicos europeos como Alexander Von Humboldt, Friedrich
Hassaurek y Terry Adrian, quienes, junto con sus catres e instrumentos
científicos, iban de un lugar a otro recopilando información sobre la
geografía, flora, fauna y costumbres sociales.
Organización social de Quito
Con el surgimiento del nuevo Estado,
Quito continuó siendo una sociedad estratificada. Las personas se diferenciaban
según su origen; adscripción étnica, fortuna, vestimenta y lenguaje. Las
relaciones desiguales de poder se mantuvieron en espacios públicos y privados.
La economía de Quito
A mediados del siglo XIX Quito
contaban con siete parroquias: Sagrario, Santa Bárbara, San Sebastián, San
Roque, San Blas, San Marcos y Santa Prisca. Allí se concentraban pequeños
negocios artesanales y familiares que dinamizaban la economía de la ciudad:
herrerías, zapaterías, verdulerías, sastrerías, sombrererías, confiterías y
otros.
En los extremos norte y sur de la
meseta se ubicaban haciendas que proveían de productos variados tanto a los
negocios como a plazas y mercados.
Las vías de comunicación
La zona de Quito permanecía aislada en
una región montañosa de difícil acceso. Los viajes hacia Guayaquil se
realizaban a lomo de mula y tomaban entre 10 y 15 días, de los cuales tres eran
utilizados para atravesar las faldas del Chimborazo.
En ciertas épocas del año, debido a
derrumbes y lluvias persistentes, los caminos quedaban totalmente
intransitables.
Maestro
Hacia finales del siglo, la educación
vivió momentos de profundas transformaciones al prescindir de la enseñanza
religiosa en las escuelas. Maestros y maestras fueron los encargados de
difundir un método de enseñanza basado en lo “moderno”, centrándose en ideas de
progreso científico y técnico.
Arriero
Hasta finales del siglo XIX, Quito
contaba con arrieros. A lomo de mula trajinaban bienes y productos agrícolas
para los mercados. Eran, en su mayoría indígenas provenientes de Chillogallo,
Tumbaco, Pifo, Nayón, Zámbiza, San Antonio y Calacalí.
Herrero
Golpe a golpe los herreros ayudaban a
forjar la ciudad. Abastecían al ejército de armas y a la ciudad de objetos
cotidianos que hacían la vida más fácil. El intenso calor del carbón les
ayudaba a derretir el metal. Yunque y martillo daban forma al hierro.
Capariche
La limpieza de las calles y el cuidado
de las acequias de Quito fueron encomendadas a los indígenas de Nayón, Llano
Grande, Llano Chico, Calderón, San Isidro del Inca y Zámbiza, conocidos como
“zámbizas”.
Los “capariches”, como se denominaba a
quienes realizaban este oficio, estaban exentos del tributo indígena y
mantuvieron su responsabilidad hasta después de 1859, cuando el tributo fue
suprimido.
Cajonera
En la Plaza Grande y la de Santo
Domingo se ubicaban las cajoneras; se las llamaba así debido al mueble que
utilizaban para comerciar un sinfín de objetos. Este mueble tenía muchos
cajones y compartimentos. Las cajoneras llegaban muy temprano por la mañana
para ocupar un buen espacio en las plazas y poder vender sus productos.
Confitero
El dulce aroma de las colaciones y
otras golosinas formaban parte del cotidiano de la ciudad. El confitero desempeñaba
una ardua labor; la paila y la fuerza de sus brazos eran sus herramientas
principales.
Las primeras academias de arte
Con la fundación de las primeras
academias de arte hacia 1840, las composiciones artísticas adquirieron tintes
locales a través de retratos, acuarelas de costumbres y representaciones del
paisaje natural. Sin embargo, varios artistas, principalmente a través de
encargos de la iglesia, continuaron trabajando en torno a temas religiosos.
En esta época el rol de los artistas
cambió, debido al prestigio de sus obras. Muchos salieron del anonimato
impulsados por miembros de la aristocracia quiteña, quienes les pagaban por la
elaboración de óleos e imágenes firmadas como símbolo de “status”.
Fotógrafo
El oficio del fotógrafo inició a finales
de este siglo. La cámara y mucha paciencia eran las herramientas principales
para retratar personas y paisajes. Muchos quiteños, acudían a los parques y
estudios fotográficos para obtener un retrato.
Fotografía
En Quito, un anuncio publicado en el
periódico El Ecuatoriano del 9 de abril de 1849 nos da un pequeño indicio de la
existencia de la fotografía en esta ciudad. Del mencionado anuncio se puede
deducir que este invento llegó en manos de un fotógrafo “itinerante” que se
radicó en la casa de José Avendaño, ubicada en la esquina del Carmen Bajo; de
la misma forma que sus compañeros de oficio europeos, ofrecía a los habitantes
locales la posibilidad de retratarse con una máquina daguerrotípica de
excelente calidad, garantizando trabajos muy parecidos al original.
En sus albores, la fotografía estuvo
ligada a la creación del retratos que, por sus altos costos de producción,
estaba al alcance de las élites. Posteriormente con el avance de la técnica y su rápida expansión, fue adoptado
también por los estratos medios de la población.
Fue la ciudad el espacio privilegiado
para el desarrollo del mercado visual; en Quito, uno de los pioneros del
retrato fotográfico fue el francés Louis Gouin, que llegó a mediados del siglo
XIX y fundó una casa comercial en el año 1860 en la esquina de la plaza Mayor.
Su producción se desarrolló en esta época y entre su vasta obra encontramos
retratos de personalidades locales de familias “acomodadas” e incluso una
coleeicón sobre personajes populares presentes en las calles de la ciudad. El
formato empleado por este fotógrafo era conocido como “tarjeta de visita”.
El fotógrafo que implantó una
verdadera “moda” de este formato a finales del siglo XIX fue el norteamericano
Enrique Morgan, quien arribó a la capital en el año 1877 y permaneció aquí
hasta 1890 aproximadamente. Por su estudio desfilaron varios personajes como
Luis Cordero, Juan Montalvo, José María Plácido Caamaño, Ignacio de Veintimilla
y Marieta de Veintimilla.
Además de la observación-experimentación
práctica, la lectura de manuales fotográficos era fundamental para aprender a
fotografiar. Los fotógrafos trashumantes del siglo XIX trajeron consigo o
adquirían en diferentes tiendas comerciales, textos prácticos de enseñanza que
les servía de referente indispensable para realizar sus labores de registro,
preparación de químicos o manejo de papeles fotográficos. El Manual de
fotografía y elementos de química aplicados a la fotografía, editado en Paría
en 1863, fue un texto básico que acompañó la labor de estos fotógrafos. Ese
mismo año una casa comercial quiteña ofrecía “recetas para platear y dar tono”.
Y en 1895 circulaba El Instructor Fotográfico, un manual de enseñanza para
fotógrafos de profesión donde se incluía una serie de lecciones dictadas por el
profesor Carlos Ehrmann en una escuela de fotografía norteamericana así como un
apéndice sobre la naturaleza y uso de diversos productos químicos y substancias
empleadas en la fotografía.
1.
Procedimiento de fijar en chapas
metálicas las imágenes recogidas en la cámara oscura.
2.
Dicho de una persona; cambiar
periódicamente de lugar.
Músico
Los músicos interpretaban géneros
musicales de raíz indígena –yaravíes, yumbos y sanjuanitos- y danzas criollas
como albazos y tonadas. Utilizaban arpas, guitarras, pingullos, rondadores y
tambores.
Las bandas surgieron después de la
Independencia y ofrecían, a través de retretas públicas, un variado repertorio
de música.
El pasillo, uno de los géneros más
reconocidos, se popularizó a fines del siglo XIX como música de salón y de
baile.
Capitulum: ayuntamiento de hombres
Jícama:tubérculo redondo similar a la yuca
Obrajuelo o chorrillo: unidad doméstica de producción
ubicada en el patio de servicio o traspatio.
Estrado: (lat. stratum).
Consistía en el lugar donde las mujeres recibían visitas; incluía alfombra o
tapete, almohadas, taburetes o sillas.
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